El impulso que ha tomado el departamento de compras dentro de las empresas permite a los profesionales de esta sección ser cada vez más incluidos en las funciones directivas de sus organizaciones. Su peso y su reconocimiento crecerán en paralelo a su capacidad para reducir costes, agilizar procesos y maximizar la rentabilidad de la compañía, contribuyendo así a mejorar su competitividad. Para ello, un paso fundamental es implementar una gestión estratégica de compras.
Pero no todos los departamentos de compras están preparados todavía para dar ese paso y no todos los que lo están parten de la misma posición de fuerza para afrontarlo. Todo dependerá de la importancia real que hayan adquirido dentro de las estructuras internas de sus respectivas firmas y de la capacitación de su personal.
Antes de poder emprender este reto, el departamento de compras ha de haber cumplido con una serie de etapas y llegado a un nivel de maduración suficiente como para contar con la confianza y el apoyo de la dirección o los stakeholders de la compañía. Pero una vez llegados a este punto, la gestión estratégica le permitirá pasar de tener un nivel administrativo o meramente operativo a uno directivo, aportando valor en el negocio y actuando como centro de beneficios.
La característica fundamental de toda gestión estratégica de compras es la alineación con la estrategia, la visión y la misión de la empresa y que contribuya a lograr sus objetivos. El valor añadido que le aportará respecto a la función de aprovisionamiento consistirá en una rebaja de los costes y en una mejor en la calidad de los productos y de los procesos de suministro.
Esto implicará que el equipo de compras dejará de emplear la mayor parte de su tiempo en tareas administrativas como las autorizaciones y solicitudes de pedidos o la revisión de facturas a otras como la búsqueda y evaluación de proveedores, la negociación con éstos o la actualización de los términos y condiciones previamente pactados.
Una herramienta fundamental de toda gestión estratégica de compras es el plan estratégico, con objetivos a largo plazo, ambiciosos, alineados con los objetivos de la empresa, ordenados por prioridades y, por supuesto, ajustables a los cambios que se puedan producir en el mercado.
Para elaborar este plan, el profesional de compras debe llevar a cabo para empezar un diagnóstico de los factores internos de su empresa, una evaluación del mercado y una valoración sobre la importancia que tiene tanto para el comprador como el proveedor la relación comercial entre ambos.
Por ello, debe saber aplicar instrumentos como los análisis DAFO y CAME o la matriz de Kraljic, así como estar pendiente de los cambios que se puedan producir en el mercado, en las empresas o en el contexto general y saber interpretarlos.
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